Haciendo referencia a un extracto de «el talón de Aquiles de la modernidad» de Iñaki Ábalos, comentaremos las virtudes de los patios, uno de los dispositivos termosociables más extendidos.

En los climas cálidos y templados, el interior es siempre un sumidero y su manifestación más obvia es la casa patio y el uso continuado del patio en múltiples escalas.

Sombreado y a menudo condicionado pasivamente por láminas de agua, el patio provoca una ventilación cruzada y unos flujos convectivos ascendentes que aprovechan el menor peso del aire para disipar la energía calorífica en la atmósfera.

Así, la idea de interior cambia; El interior arquitectónico no esta ocupado, sino que es un sumidero; no es una máquina sino un espacio arquitectónico con configuración y materialidad específicos, que a menudo es protagonista de la vida social a diferentes escalas.

El interior mediterráneo es , ante todo, un exterior acondicionado pasivamente por arquitectura que, según las condiciones climáticas y materiales específicos y las cargas térmicas generadas en el interior , por la actividad desarrollada, toma diferentes configuraciones, de las cuales el patio es la más reconocible, aunque no es la única.